Las navidades son para pasarlas en familia y con los más peques. Son días donde el amor y la ternura deben emerger constantemente, por que la familia es lo más importante que tenemos y su salud nuestra obligación.

Está Nochebuena ha sido un poco diferente a las que estabamos acostumbrados… con la pandemia que estamos viviendo… todas nuestras tradiciones se están viendo cambiadas y para los más peques se les hace raro no poder ver a sus abuelos y primos más cercanos. Donde quedaran esas guerras de comida  y los globos pinchados asustando a toda la familia cuando menos te lo esperas. Pero desde Adeslas Ciudad Real confiamos y sabemos que lo estareís pasando genial y teniendo cuídado con todo lo que comemos.

Catástrofes Desdichas muy graciosas

 Volando el árbol de Navidad: Cuando la familia se reune para poner el árbol de Navidad, pueden surguir pequeñas catástrofes desdichas… como por ejemplo, que el árbol se vuelque… por que alguien se apoyo en el… o bien que el suelo se llene de aguirnaldo, por que los más peques jueguen con el a hacerse colgantes o  cualquier creatividad desdicha que surja en su imaginación.

2-  Las luces de Navidad son un poema: quizás ya las guardaste sin esforzarte demasiado en ordenarlas o simplemente, se enredan porque sí (quizás sea una máxima de los fabricantes, hacer luces que se lían). Pero, desenredar la maraña de cable y luces mientras los niños saltan nerviosos alrededor porque están deseando encenderlas.

Regalos que no te gustan ni a ti mismo.. pero que terminan siendo un éxito.  Cuando creas que tus peques tienen la carta de los Reyes Magos.. hecha… te pondras manos a la obra en recorrerte todas las tiendas posibles para encontrar lo más asemejo que te hayan escrito en la carta de deseos “Maga” Una vez los encuentres, “forralos” con el envase más grande posible. Por que sus ojos brilantes mirando serán indescriptible.

Ropa  para niños que termina en catástrofes desdichas: vistes a los niños con sus mejores galas, les peinas y repeinas, los miras y no te lo crees. Están relucientes… ¡durante 5 minutos! Al final de la noche tienen la ropa llena de lamparones, el pelo revuelto y la boca con churretes de chocolate.

 Padres más niños que los niños: si ya a diario haces tonterías para hacer reír a los niños o lograr que coman, en Navidad echamos el resto y nos volvemos más niños si cabe. Nos disfrazamos, nos ilusionamos con los regalos, cantamos y comemos como si no hubiese un mañana.

Ir a ver la película de las navidades y quedarse dormido: todos los años, por supuesto, hay que ir al cine con los niños para ver esa película navideña de estreno. Los niños se emocionan, se sientan en la butaca, abren la boca tanto como los ojos y no se mueven en hora y media. ¿Y tu? Es posible que también tengas la boca abierta, pero una babilla vaya cayendo por la comisura porque… ¡te has quedado dormida!  Vale, sí… también está el polo opuesto, padres que salen del cine cantanto a voz en grito “Sueltalooooooo, sueltaloooooo”.

Cenas familiares que terminan en batalla: cuando en la mesa se decide hablar de política, fútbol o religión, ya se sabe que muy bien no va a acabar. En estos momentos, parece que no existen los niños, que intentan llaman la atención de los adultos, los adultos, erre que erre, siguen su discusión que incluso puede terminar a voz en grito. También es frecuente que ese momento de distracción sea aprovechado por los niños para hacer de las suyas… ¡ojo!

 Los besos y estrujones de tíos y abuelos: cuando entra por la puerta esa tía que disfruta achuchando, los niños corren a esconderse despavoridos. Huyen de los 23 besos sonoros y seguidos, de los pellizcos en las mejillas y del consabido “¡pero este chico, cómo ha crecido!”.

Cuando tus hijos y sus primos se juntan: y además se arman con panderetas, trompetillas y demás cacharros para ambientar las fiestas. Pueden ser 5 pero parecen 25, así que ya sabes que necesitarás de una buena dosis de paracetamol para acabar con el dolor de cabeza que se te levantará.

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