Vamos hablar sobre el estrés y cómo nos influye en nuestro dia a dia.

 

No es más que la respuesta de tu cuerpo para adaptarse al entorno.

¿Tienes estrés? No te preocupes.

Sería difícil llevar una vida normal sin algo de estrés; sin embargo, si las exigencias del día a día superan tu capacidad de adaptación, el estrés puede ser un problema.

¿Cómo reconocer si el estrés empieza a ser un problema?

Tu cuerpo padece náuseas y dolores de estómago, contracturas musculares, dolores de cabeza,
cansancio, palpitaciones, insomnio, etc.

· Tu comportamiento cambia: te mueves más, comes peor, contestas mal -e incluso gritas-, aparecen
tics, etc.

Tu mente va más despacio y te cuesta pensar, concentrarte y tomar decisiones.

Si sufres errores de pensamiento que hacen que la respuesta de estrés se dispare, tenemos el porque:

· Sobregeneralizas lo que te ocurre: “He cometido un error en mi trabajo y, por lo tanto, soy un inútil”.

· Ves las cosas o blancas o negras: “No he sido capaz de presentar el informe sin ninguna errata; por lo tanto, he fracasado”.

· Te exiges más de lo que te piden: “Debería ser el mejor en mi trabajo, con mis hijos, con mi pareja, en mi comunidad, etc”.

· Te centras solo en lo que confirma tus temores: “Todo me lo mandan a mí, mientras el resto se pasa el día trabajando solo la mitad”.

· Crees que sabes lo que piensan los demás: “No quiero ir a ese evento porque todos van a reírse
de mi apariencia”.

· Te culpas de todo: “Si no consigo que mis hijos saquen buenas notas es porque no sirvo como padre”.

Tus emociones están a flor de piel: te sientes nervioso, irritable, con miedo, triste, agobiado.

estres emocional salud

“Toma el control cuando notes que te supera”

Respira profundamente utilizando el abdomen. Una buena oxigenación de tu cuerpo hace que tu activación disminuya:

· Inspira por la nariz, llevando el aire a la parte baja de los pulmones, sacando tripa.

· Vuelve a inspirar por la nariz para llevar el aire a la parte alta de los pulmones.

· Suelta el aire por la boca muy despacio.

Detén tus pensamientos si ves que no te dejan concentrarte o desconectar.

· Elige una palabra que te digas a ti mismo para parar: puede ser “¡STOP!” o “¡PARA!”.

· Elige un estímulo externo que puedas utilizar fácilmente para desviar tu atención, como por ejemplo un pequeño pellizco en la muñeca.

· Cuando tengas un pensamiento que quieras interrumpir, usa la palabra “STOP” seguida del estímulo externo.

· Comienza con una tarea distractora para que el pensamiento no vuelva.
Organiza tu tiempo: muchas veces es una cuestión de organizarse bien para tener tiempo para todo.

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"Adeslas Alcázar de San Juan te ayuda"
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